Ahora o nunca: la oportunidad histórica de la CEV para esclarecer qué pasó con personas LGBT en el conflicto colombiano
Con 30 casos documentados y analizados en Pasto, Tumaco, Putumayo y el sur del Tolima, el informe realizado por Colombia Diversa titulado “¿Quién nos va a contar?” hace un llamado a la Comisión de la Verdad a ser la primera de su tipo en el mundo que cuente, a profundidad y en la voz de las víctimas, lo sucedido en la guerra, el impacto diferencial que tuvo la violencia por prejuicio en contra de las personas LGBT y cómo la discriminación fue una poderosa arma de guerra.
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Bogotá, 14 octubre de 2020
En el conflicto armado colombiano fueron atacadas sistemáticamente las personas LGBT. No ha sido coincidencia, no ha sido azar, no ha sido meramente accidental. Por el contrario, ha sido una práctica sistemática y organizada que le ha dado valiosas utilidades a todos los actores armados –legales e ilegales– del conflicto. Esto se debe a que señalar, jerarquizar y excluir la diferencia ha estado en el corazón de la guerra colombiana. Es por esto que en Colombia Diversa nos dimos a la tarea de documentar casos en Pasto, Tumaco, Putumayo y el sur del Tolima, y a analizar otros casos ocurridos en Meta y Sucre, entre otras regiones del país, para plasmarlos en un informe que será entregado a la Comisión de la Verdad este miércoles 14 de octubre de 2020 y en el que se documentan en total 30 casos de víctimas LGBT
La pretensión del informe titulado ‘¿Quién nos va a contar?’ es mostrar y explicar con rigurosidad las características de la violencia por prejuicio en contra de las personas LGBT , un concepto muy valioso para entender y explicar con mayor precisión y justicia los crímenes motivados en la discriminación. Además insta a la Comisión de la Verdad a que plasme estas historias y análisis en su informe final, pues, es esta Comisión es la única en el mundo con mandato explícito de esclarecer el impacto del conflicto sobre las personas LGBT .
“Esperamos y sabemos que la Comisión de la Verdad estará a la altura de este momento histórico. Ninguna otra comisión en el mundo ha recogido con rigurosidad las voces de las víctimas LGBT. La Comisión en Colombia tiene la oportunidad de ser la primera y sentar un precedente histórico no solo para nuestro país sino para el mundo entero . Esto recobra más importancia cuando existen grupos fundamentalistas que están en la búsqueda de dar marcha atrás a los derechos de la población LGBT. El llamado es a que la Comisión aporte una pieza fundamental a la consolidación de la ciudadanía de estas personas y eso parte del reconocimiento de las experiencias que vivieron en la guerra y de las resistencias que les permitieron seguir adelante”, señala Lucía Baca, coordinadora del área de paz de Colombia Diversa y una de las creadoras del documento.
La violencia por prejuicio es una categoría creada por María Mercedes Gómez que se refiere a los actos violentos cometidos en contra de alguien por ser o parecer algo que el victimario considera como deleznable o inferior, o por creer que pueden instrumentalizarlas impunemente para favorecer sus intereses. Esta discriminación es, lastimosamente, un tema conocido para las personas LGBT que desde su infancia han tenido que soportar exclusiones, castigos, rechazos y burlas en su contra. Sin embargo, con el conflicto armado la discriminación adquirió matices propios del contexto particular en el que vivían tales violencias. Este informe reconoce la inserción de la violencia por prejuicio en la guerra colombiana pero también resalta sus complejidades, sus características propias y, por ende, muestra las causas de esta violencia y da guías claras para su no repetición.
El documento busca demostrar que en el centro de la guerra colombiana había un impulso prejuicioso por subordinar, instrumentalizar o excluir a las personas LGBT de la sociedad, aprovechándose de la desidia estatal en la protección de estas personas y en la complicidad social que legitimaba o excusaba los crímenes en su contra . Por todo esto, no es suficiente que la Comisión de la Verdad haga un análisis superficial sobre esta violencia, sino que se requiere una mirada rigurosa capaz de desentrañar esta complejidad, esclarecer sus causas, reconocerla como parte intrínseca del conflicto y proponer recomendaciones serias en clave de no repetición.
Ver esta sistematicidad en el conflicto armado, escuchar las historias de las víctimas LGBT y reconocer la manera en la que han resistido a tantas violencias es una oportunidad para dar un paso hacia la reconciliación democrática. La historia de la guerra no estará completa sin las voces de quienes fueron perseguidas y perseguidos por ser o parecer LGBT. Tampoco sabremos de qué manera reparar a estas personas, o qué garantías de no repetición pueden adoptarse, si no se presta atención a las prácticas y mecanismos de resistencia de quienes lograron sobrevivir al conflicto y ahora –como si fuera poco– también están decididas a hacer de Colombia un mejor país. Las víctimas ya dieron el primer paso, contar sus historias, ahora, como ya lo mencionamos, es el turno de la Comisión de la Verdad de estar a la altura de este momento histórico .