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2018
Asesinatos de personas LGBTI en América Latina y el Caribe: un contexto de discriminación
Al menos una lesbiana, gay, bisexual o persona trans fue asesinada en los últimos cinco años en América Latina y el Caribe. Honduras y Bolivia son los países con la tasa más alta y baja, respectivamente.
“Por panochas”, fueron las palabras que se encontraron en una carta que yacía encima de los cuerpos de Betzi Esmeralda Có Sagastume y Kelli Maritza Villagrán Recinos, dos mujeres lesbianas de el Departamento de El Progreso (Guatemala) que fueron asesinadas el 22 de abril de 2019.
Este es uno de los 1300 casos de asesinatos de personas LGBTI reportados en el informe “El Prejuicio No Conoce Fronteras”, realizado por la Red Regional de Información Sobre Violencias LGBTI. La publicación es lanzada en medio un duro escenario de retrocesos en derechos de personas LGBTI, el aumento de la estigmatización hacia lesbianas, gays, bisexuales y trans y la clara falta de interés de un gran número de estados para formular políticas públicas que luchen contra este tipo de violencia. (Te interesa: Informe sobre asesinatos de personas LGBTI en América Latina durante los últimos cinco años“)
Las personas LGBTI deben ocultar su sexualidad e identidad a cambio de mantenerse con vida.
Dichas cifras no contienen los más de 1600 homicidios cometidos contra lesbianas, gays, bisexuales y personas trans en Brasil pues estas serán publicadas en un próximo informe.
A pesar de la diferencia en el nivel y el tipo de violencias sufridas por personas LGBTI en los diferentes países de Latinoamérica y el Caribe, hay un factor que persiste: el prejuicio, pues 30% de los asesinatos cometidos contra esta población se encuentran motivados por hechos prejuiciosos.
La investigación también encontró que las mujeres trans y los hombres gay son las principales víctimas. Las primeras tienen más riesgo de ser asesinadas en la calle, mientras que los segundos, en sus casas.
Sumado al riesgo que corren las personas LGBTI en diferentes espacios, el informe señala que la mayoría de los crímenes fueron cometidos contra jóvenes que se encuentran entre los 18 a 25 años y la mayoría de estos asesinatos sucedieron en los meses de julio y junio, durante los fines de semana. (Ver: Que te maten en tu casa por ser gay es una posibilidad en Medellín)
Asesinatos por país: contextos de regresión
El prejuicio, junto a las coyunturas políticas de cada país, son la combinación para que los asesinatos de lesbianas, gays, bisexuales o trans disminuyan o aumenten. Un claro ejemplo de esto es Honduras, que cuenta con un Gobierno que ha permitido la creación de políticas públicas que excluyen a las personas LGBT y que no ha tenido la voluntad para implementar leyes que protejan a las personas de la discriminación propiciando que sea el país con la tasa más alta de asesinatos de lesbianas, gays, bisexuales y trans en América Latina y el Caribe.
Si bien Honduras tiene la tasa más alta de asesinatos de personas LGBTI, sus países vecinos, El Salvador y Guatemala no se quedan atrás. En el primero, 53 personas LGBTI entraron a este conteo, mientras que en el segundo, fueron 26.
Por otro lado, República Dominicana, a pesar de tener iniciativas que buscan la igualdad, no las ha implementado. Se ha paralizado la ley antidiscriminación, siguen existiendo obstáculos de atención en salud para personas trans y carencias de planes de trabajo y de recursos de la Unidad de Diversidad del Ministerio de Trabajo y la Procuraduría Especializada en Derechos Humanos.
Esta falta de voluntad política junto al prejuicio que existe sobre personas LGBTI aumenta el riesgo de que esta población sufra algún tipo de violencia. Así lo señala la Directora para las Américas de Amnistía Internacional, quien tras el cruel asesinato de una mujer trans en República Dominicana aseguró que es “un trágico recordatorio de que las autoridades dominicanas deben tomar medidas más firmes para erradicar la discriminación, incluida la basada en la identidad de género y la orientación sexual” (Ver: Amnistía Internacional se pronuncia sobre asesinato de mujer trans dominicana)
¿Qué pasa en Sudamérica?
En países como Colombia existe una situación paradójica: pese a que hay en avances legales en el reconocimiento de derechos de personas LGBT, la materialización de estos no es una realidad y este país tiene la segunda tasa más alta de homicidios de población diversa en América Latina y el Caribe. (Te puede interesar: La lucha de las personas LGBT en los últimos 50 años en Colombia)
Tan solo entre 2014 y 2019, 542 lesbianas, gays, bisexuales y personas trans fueron asesinadas en Colombia y la impunidad es una constante. Existen pequeños avances, por ejemplo, el asesinato de Anyela Ramos Claros, cuyo caso se convirtió en la primera sentencia por feminicidio de una mujer trans. Sin embargo todos los casos no han tenido la misma suerte y siguen sin tener justicia.
Cercana a la realidad que vive Colombia se encuentra la de Brasil, país que cuenta con una de las cifras más alarmantes: aproximadamente 1.600 personas LGBTI fueron asesinadas en los últimos cinco años. Estas cifras tienen un agravante: la llegada de un Gobierno de extrema derecha que ha sido un claro opositor a los derechos de diversas minorías sociales, incluidas lesbianas, gays, bisexuales y personas trans. (Ver: “Tenemos miedo. Salimos de casa y no sabemos si regresaremos con vida”: diputada trans brasilera)
A una mujer trans brasilera le sacaron su corazón bajo la excusa que era un “demonio”
Uno de los casos que refleja el prejuicio que existe en Brasil hacia personas LGBTI es el de una mujer trans que fue asesinada en enero de este año por un hombre de 20 años, quien después de haber tenido relaciones sexuales con ella, la asesinó. El asesino confesó el crimen, señaló que después de “descubrir” que la víctima “era un demonio”, haciendo alusión a que era una mujer trans, la mató, le abrió el pecho y le sacó el corazón; cubriendo la herida con la imagen de un santo.
El mensaje detrás de asesinatos como este es claro: las personas LGBTI deben ocultar su sexualidad e identidad a cambio de mantenerse con vida. Estos mensajes traspasan fronteras en países como Perú, que en los últimos cinco años ha visto morir violentamente a 57 personas de esta población. Dichos asesinatos han ocurrido dentro de un contexto nacional en el que fuertes movilizaciones sociales, lideradas por la extrema derecha radical, han pretendido dar marcha atrás a iniciativas legales que buscan erradicar la discriminación en varios ámbitos. (Te puede interesar: “Masivas marchas contra plan educativo de igualdad de género”) .
Si bien el contexto de discriminación es generalizado en la región, Bolivia es el país que tiene la tasa más baja de homicidios de personas LGBT en América Latina y el Caribe, con 8 en los últimos cinco años. Sumado a esto Bolivia es uno de los tres países en la región que cuentan con una ley de identidad de género, la cual permite a personas trans cambiar su nombre y componente sexo en sus documentos de identidad. Sin embargo esta iniciativa prosperó en medio de resistencia y un contexto de desinformación. (Ver: Histórico: Bolivia aprueba ley de identidad de género)
Contrario a los avances en Bolivia se encuentra Paraguay, país que ha liderado diferentes campañas que buscan retrocesos de derechos y que impiden el reconocimiento de estos en espacios como la OEA. La arremetida contra la población diversa y el asesinato de 12 lesbianas, gay, bisexuales y personas trans en los últimos cinco años dejan ver un panorama poco alentador para esta población. (Ver: temor de la comunidad LGBT frente a gobierno conservador en Paraguay)
Frente a los diferentes contextos y las altas tasas de asesinatos de personas LBGTI en la región, la recopilación de información es fundamental para que los estados puedan formular políticas públicas que frenen esta violencia. Respecto a esto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos – CIDH- se ha pronunciado, asegurando que la ausencia de datos y, consecuentemente, la invisibilidad de la situación, resultan en que no existan políticas públicas adecuadas.(Ver: Informe de la CIDH sobre violencia contra personas LGBTI)
De la misma manera, la Organización de los Estados Americanos -OEA- y la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas –OACNUDH– han exhortado a los Estados a producir información estadística sobre la violencia en razón de la orientación sexual e identidad de género desde el 2013.
Si bien es fundamental el trabajo de investigación, registro y divulgación de información por parte de las organizaciones sociales, esta tarea no exime a los Estados de su deber de obtener datos precisos sobre poblaciones vulnerables.
Esta labor es uno de los primeros pasos para lograr que los Estados formulen guías eficientes para que la violencia que viven lesbianas, gays, bisexuales y personas trans en América Latina y el Caribe disminuya porque a la fecha, como refleja el informe, el prejuicio no conoce fronteras.
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