Asesinatos de personas LGBTI en América Latina y el Caribe: un contexto de discriminación

Asesinatos de personas LGBTI en América Latina y el Caribe: un contexto de discriminación

Al menos una lesbiana, gay, bisexual o persona trans  fue asesinada en los últimos cinco años en América Latina y el Caribe. Honduras y Bolivia son los paí­ses con la tasa más alta y baja, respectivamente.

“Por panochas”, fueron las palabras que se encontraron en una carta que yací­a encima de los cuerpos de Betzi Esmeralda Có Sagastume y Kelli Maritza Villagrán Recinos, dos mujeres lesbianas de el Departamento de El Progreso (Guatemala) que fueron asesinadas el 22 de abril de 2019.

Este es uno de los 1300 casos de asesinatos de personas LGBTI reportados en el informe “El Prejuicio No Conoce Fronteras”, realizado por la Red Regional de Información Sobre Violencias LGBTI. La publicación es lanzada en medio un duro escenario de retrocesos en derechos de personas LGBTI, el aumento de la estigmatización hacia lesbianas, gays, bisexuales y trans y la clara falta de interés de un gran número de estados para formular polí­ticas públicas que luchen contra este tipo de violencia. (Te interesa: Informe sobre asesinatos de personas LGBTI en América Latina durante los últimos cinco años“)

Las personas LGBTI deben ocultar su sexualidad e identidad a cambio de mantenerse con vida.

Dichas cifras no contienen los más de 1600 homicidios cometidos contra lesbianas, gays, bisexuales y personas trans en Brasil pues estas serán publicadas en un próximo informe.

A pesar de la diferencia en el nivel y el tipo de violencias sufridas por personas LGBTI en los diferentes paí­ses de Latinoamérica y el Caribe, hay un factor que persiste: el prejuicio, pues  30% de los asesinatos cometidos contra esta población se encuentran motivados por hechos prejuiciosos.

La investigación también encontró que las mujeres trans y los hombres gay son las principales ví­ctimas. Las primeras tienen más riesgo de ser asesinadas en la calle, mientras que los segundos, en sus casas.

Sumado al riesgo que corren las personas LGBTI en diferentes espacios, el informe señala que la mayorí­a de los crí­menes fueron cometidos contra jóvenes que se encuentran entre los 18 a 25 años y la mayorí­a de estos asesinatos sucedieron en los meses de julio y junio, durante los fines de semana.  (Ver: Que te maten en tu casa por ser gay es una posibilidad en Medellí­n)

Asesinatos por paí­s: contextos de regresión

El prejuicio, junto a las coyunturas polí­ticas  de cada paí­s, son la combinación para que los asesinatos de lesbianas, gays, bisexuales o trans disminuyan o aumenten. Un claro ejemplo de esto es Honduras, que cuenta con un Gobierno que ha permitido la creación de polí­ticas públicas que excluyen a las personas LGBT y que no ha tenido la voluntad para implementar leyes que protejan a las personas de la discriminación propiciando que sea el paí­s con la tasa más alta de asesinatos de lesbianas, gays, bisexuales y trans en América Latina y el Caribe.

Si bien Honduras tiene la tasa más alta de asesinatos de personas LGBTI, sus paí­ses vecinos, El Salvador y Guatemala no se quedan atrás. En el primero, 53 personas LGBTI entraron a este conteo, mientras que en el segundo, fueron 26.

Por otro lado, República Dominicana, a pesar de tener iniciativas que buscan la igualdad, no las ha implementado. Se ha paralizado la ley antidiscriminación, siguen existiendo obstáculos de atención en salud para personas trans y carencias de planes de trabajo y de recursos de la Unidad de Diversidad del Ministerio de Trabajo y la Procuradurí­a Especializada en Derechos Humanos.

Esta falta de voluntad polí­tica junto al prejuicio que existe sobre personas LGBTI aumenta el riesgo de que esta población sufra algún tipo de violencia. Así­ lo señala la Directora para las Américas de Amnistí­a Internacional, quien tras el cruel asesinato de una mujer trans en República Dominicana aseguró que es “un trágico recordatorio de que las autoridades dominicanas deben tomar medidas más firmes para erradicar la discriminación, incluida la basada en la identidad de género y la orientación sexual”   (Ver: Amnistí­a Internacional se pronuncia sobre asesinato de mujer trans dominicana)

¿Qué pasa en Sudamérica?

En paí­ses como Colombia existe una situación paradójica: pese a que hay en avances legales en el reconocimiento de derechos de personas LGBT, la materialización de estos no es una realidad y este paí­s tiene la segunda tasa más alta de homicidios de población diversa en América Latina y el Caribe.  (Te puede interesar: La lucha de las personas LGBT en los últimos 50 años en Colombia)

Tan solo entre 2014 y 2019, 542 lesbianas, gays, bisexuales y personas trans fueron asesinadas en Colombia y la impunidad es una constante. Existen pequeños avances, por ejemplo, el asesinato de Anyela Ramos Claros, cuyo caso se convirtió en la primera sentencia por  feminicidio de una mujer trans. Sin embargo todos los casos no han tenido la misma suerte y siguen sin tener justicia.

Cercana a la realidad que vive Colombia se encuentra la de Brasil, paí­s que cuenta con una de las cifras más alarmantes: aproximadamente 1.600 personas LGBTI fueron asesinadas en los últimos cinco años. Estas cifras tienen un agravante: la llegada de un Gobierno de extrema derecha que ha sido un claro opositor a los derechos de diversas minorí­as sociales, incluidas lesbianas, gays, bisexuales y personas trans. (Ver: “Tenemos miedo. Salimos de casa y no sabemos si regresaremos con vida”: diputada trans brasilera)

A una mujer trans brasilera le sacaron su corazón bajo la excusa que era un “demonio”

Uno de los casos que refleja el prejuicio que existe  en Brasil hacia personas LGBTI es el de una mujer trans que fue asesinada en enero de este año por un hombre de 20 años, quien después de haber tenido relaciones sexuales con ella, la asesinó. El asesino confesó el crimen, señaló que después de “descubrir” que la ví­ctima “era un demonio”, haciendo alusión a que era una mujer trans, la mató, le abrió el pecho y le sacó el corazón; cubriendo la herida con la imagen de un santo.

El mensaje detrás de asesinatos como este es claro: las personas LGBTI deben ocultar su sexualidad e identidad a cambio de mantenerse con vida. Estos mensajes traspasan fronteras en paí­ses como Perú, que en los últimos cinco años ha visto morir violentamente a 57 personas de esta población. Dichos asesinatos han ocurrido dentro de un contexto nacional en el que fuertes movilizaciones sociales, lideradas por la extrema derecha radical,  han pretendido dar marcha atrás a iniciativas legales que buscan erradicar la discriminación en varios ámbitos. (Te puede interesar: “Masivas marchas contra plan educativo de igualdad de género”) .

Si bien el contexto de discriminación es generalizado en la región, Bolivia es el paí­s que tiene la tasa más baja de homicidios de personas LGBT en América Latina y el Caribe, con 8 en los últimos cinco años. Sumado a esto Bolivia es uno de los tres paí­ses en la región que cuentan con una ley de identidad de género, la cual permite a personas trans cambiar su nombre y componente sexo en sus documentos de identidad. Sin embargo esta iniciativa prosperó en medio de resistencia y un contexto de desinformación.  (Ver: Histórico: Bolivia aprueba ley de identidad de género)

Contrario a los avances en Bolivia se encuentra Paraguay, paí­s que ha liderado diferentes campañas que buscan retrocesos de derechos y que impiden el reconocimiento de estos en espacios como la OEA. La arremetida contra la población diversa y el asesinato de 12 lesbianas, gay, bisexuales y personas trans en los últimos cinco años dejan ver un panorama poco alentador para esta población. (Ver: temor de la comunidad LGBT frente a gobierno conservador en Paraguay)

 

Frente a los diferentes contextos y las altas tasas de asesinatos de personas LBGTI en la región, la recopilación de información es fundamental para que los estados puedan formular polí­ticas públicas que frenen esta violencia. Respecto a esto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos – CIDH- se ha pronunciado, asegurando que la ausencia de datos y, consecuentemente, la invisibilidad de la situación, resultan en que no existan polí­ticas públicas adecuadas.(Ver: Informe de la CIDH sobre violencia contra personas LGBTI)

De la misma manera,  la Organización de los Estados Americanos -OEA–  y la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas –OACNUDH– han exhortado a los Estados a producir información estadí­stica sobre la violencia en razón de la orientación sexual e identidad de género desde el 2013.

Si bien es fundamental el trabajo de investigación, registro y divulgación de  información por parte de las organizaciones sociales, esta tarea no exime a los Estados de su deber de obtener datos precisos sobre poblaciones vulnerables.

Esta labor es uno de los primeros pasos para lograr que los Estados formulen guí­as eficientes para que la violencia que viven lesbianas, gays, bisexuales y personas trans en América Latina y el Caribe disminuya porque a la fecha, como refleja el informe, el prejuicio no conoce fronteras.

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